“El tonto más grande es el que piensa que no es uno y todos los demás lo son”

Baltasar Gracián

Baltasar Gracián

Fue un jesuita escritor español del Siglo de Oro, nacido en Belmonte de Gracián en enero de 1601 quien cultivó la prosa didáctica y filosófica.

Entre sus obras destacan “El Criticón” – alegoría de la vida humana- que constituye una de las novelas más importantes de la literatura española comparable por su calidad al “Quijote” o “La Celestina”.

Primeros años.

Las noticias sobre su infancia son muy escasas. Fue hijo De Francisco Gracián Garcés, natural de Sabiñán, la casa solar de la familia Gracián.

Se sabe que su padre fue contratado en 1604 como médico y que Baltasar estudió letras desde los 10 o 12 años en Calatayud, probablemente en el colegio jesuita de esa localidad.

En 1619 ingresó en el noviciado de la provincia jesuítica de Aragón, situado en Tarragona, en el que pasó 2 años de estudio de humanidades.

Cursó dos años de filosofía en 1621 de donde data su aprecio por la ética, la cual influyó en toda su producción literaria.

Ordenado sacerdote en 1627, impartió humanidades en el colegio de Calatayud, teniendo que migrar a diferentes provincias españolas debido a sus constantes enemistades con sus correligionarios, enseñaba filosofía y Teología Moral.

En 1650 con el cargo de maestro de escritura, publica la primera parte de su obra cumbre titulada “El Criticón” la cual publicó sin el permiso de la Compañía, provocando protestas formales elevadas a altas instancias jesuitas.

Producción Literaria.

Su producción se adscribe a la corriente literaria del conceptismo, una concepción ingeniosa entre palabras e ideas denominadas “concepto” o “agudeza”.

El pensamiento de Gracián es pesimista, como corresponde al periodo barroco.

Para Gracián el mundo es un lugar hostil, forjando un estilo construido a partir de sentencias breves muy personales, denso, concentrado y con signos lingüísticos de varias acepciones.

En su obra domina el juego de palabras y las asociaciones ingeniosas entre estas y las ideas, con lo que adquiere un lenguaje lacónico, lleno de aforismos y capaz de expresar una gran riqueza de significados.

Buena parte de su obra se ocupa de dotar al lector de habilidades y recursos que le permitan desenvolverse entre las trampas de la vida, donde el mundo es un espacio hostil y engañoso en donde prevalecen las apariencias frente a la virtud y la verdad.

Para Gracián el hombre es un ser débil, interesado y malicioso, y para ello se debe ser prudente y aprovecharse de la sabiduría basada en la experiencia; incluso disimular y comportarse según la ocasión.

Todo lo anterior, le ha valido a Gracián, ser considerado precursor del existencialismo y de la postmodernidad, influyendo en librepensadores franceses como La Rochefoucauld y más tarde en la filosofía de Schopenhauer y Nietzsche.

Últimos años

Con la aparición de la tercera parte de El Criticón, La compañía recriminó públicamente a Gracián, imponiéndole como penitencia ayuno a pan y agua, con lo que vió mermada su salud física, prohibiendo incluso el acceso a pluma papel y tinta.

Muerte

Gracián falleció poco tiempo después, en Tarazona en diciembre de 1658 probablemente enterrado en la fosa común del colegio.

Fuente: Wikipedia

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